martes, 6 de julio de 2010

"Morir en una cancha hubiera sido la felicidad más grande"

Apasionado del arbitraje y con 61 años, el Mono dice que le encantaba que lo silbaran. Y aclaró que no favorecía al visitante: "Me focalizaba en que ganara el mejor". Y opina que las reglas de juego son para los estúpidos y una guía para los inteligentes.

--Si están escuchando los que están en la mesa de al lado pueden pensar que usted es un pastor, un político, un filósofo...
--¡Ese es el árbitro de básquet!
El Mono, todo un personaje del arbitraje, fue uno de los pioneros en los inicios de la Liga Nacional de Básquetbol. Y cada vez que llegaba a algún lugar decían: `viene el árbitro del visitante'". Aunque él tiene sus razones para oponerse a ese pensamiento popular.
"¡Sólo un loco quisiera salir a las seis de la mañana por arriba de los techos porque ganó el visitante! Mi mentalidad --aclaró-- estaba focalizada en que ganara el mejor".
--Es decir, usted entiende que cuando dirigía a nivel profesional equiparaba las posibilidades de triunfo.
--Es que, ¿considerás que un equipo iba a recorrer 1000 kilómetros para que después yo desdibujara algo con tal de salir cómodo de la cancha? ¡No! Nunca lo hice. Por eso me recuerdan en cualquier mesa de café que hablen de arbitraje.
--Me imagino que más de un compañero le debe haber sugerido querer salir cómodo de la cancha. ¿Cómo lo manejaba?
--Abiertamente nunca me lo dijeron, pero a la hora de la siesta, cuando mi compañero de turno empezaba a dar vueltas en la cama, era evidente que le tenía miedo al partido.
--¿Notaba eso?
--En la vida no es más quien ha andado, sino quién más ha a observado.
--¿Se sentía protagonista?
--A mí me encantaba que me silbaran. El árbitro forma parte del juego, pero no por pretender ser la estrella. De todos modos, es imposible que el árbitro pase desapercibido. A mí, a veces me decían que quería ser protagonista, pero yo me sentía parte del juego, como podés sentirte vos llevando las estadísticas.
--Hay jugadores que se esconden en la última ofensiva. ¿Usted, como árbitro, era de los que quería tomar la decisión final?
--La gente dice que los finales cerrados son para un infarto, pero quiere eso. Y a mí, me pasaba de estar comprometido, participando del juego y tratando de no incidir en el resultado. Había partidos que no quería que terminen, porque disfrutaba.
"Es fácil decir que estoy loco"
A los 61 años, Alagastino trabaja en el archivo de sentencia de Tribunales de Santiago del Estero y, paralelamente, continúa arbitrando el NBA (Nuevo Básquet Amateur de Santiago).

"No me incomoda la edad --tiró el Mono--. El animal, biológicamente, cuando deja de crecer empieza a envejecer, pero el humano que tiene la capacidad de edificarse a través de su raciocinio, no envejece nunca, es así como se ven jovenes viejos y viejos jovenes".
--Todo muy lindo, pero no pudo seguir dirigiendo a nivel profesional.
--¡Qué paradigma el mío! Dejé cuando estaba aprendiendo a arbitrar.
--Al margen de discrepar con la conducción del arbitraje, ¿se siente bien representado por sus colegas?
--Sí, sí. ¿Cómo no? ¿Qué árbitro no se destacó dirigiendo en el exterior?
--¿Son mejores que antes?
--Han evolucionado, pero quisiera que evolucionaran más. Hay que prepararse en un todo. Hoy se habla de entender el juego y eso significa liberar un montón de cosas para poder arbitrar, lo cual es tener una visión clara del equilibrio y la flexibilidad dentro del juego.
"Había que arbitrar antes, ¿eh?"
--¿Intentaron sobornarlo alguna vez?
--Acá (en Santiago del Estero) sí. En la Liga, jamás.
--¿Cómo asumía la propuesta?
--Uno sabe que el nivel del individuo que hace una propuesta así ni siquiera es para tener en cuenta.


El Mono y Pipi dos amigos de la Pagina



--¿Cuántas veces le pegaron?
--Si te pones a anotar, no te alcanza la libreta, je. Los primeros años de la Liga fueron durísimos. Te hablo de Villa Angela, Cañada de Gómez, Firmat...
--¿Extraña el día a día del arbitraje profesional?
--Me fui preparando para cuando me tocara dejar. Lo sentí mucho, máxime porque todavía estaba en condiciones de seguir.
--¿Lo obligaron a dejar?
--Sí, por la edad. Y tenían miedo que yo hiciera juicio. ¿Cómo iba a hacer juicio cuando el arbitraje me dio todo?
--Pero últimamente hacían cola para cobrar.
--Son otras épocas...
--¿En su momento fue el mejor árbitro de la Liga?
--No tengo dudas de que he sido el bastión de los árbitros y uno de los motivos por los que se está jugando la Liga. Y eso me llena de orgullo. Había que arbitrar antes, ¿eh?
--¿Cuándo la pasó peor en una cancha?
--En los comienzos de la Liga todas las canchas eran complicadas. Porque el local siempre tenía que ganar. Y eso era denigrante para el árbitro.
Tuve la mala suerte de que no me mataran en una cancha. Morir en una cancha hubiera sido la felicidad más grande de mi vida. El arbitraje me dio todo. ¡Y lo que me va a seguir dando! Sigo conceptualizando que la vida no es una carrera de 100 metros, sino un maratón.

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